Deshollinados

1. Seguridad: – Prevención de incendios: La acumulación de hollín o creosota en el interior de la chimenea puede provocar incendios. Un mantenimiento periódico elimina estos residuos. – Evita fugas de gases tóxicos: Los conductos obstruidos o dañados pueden causar fugas de monóxido de carbono, un gas incoloro e inodoro, pero altamente tóxico. El mantenimiento garantiza una evacuación correcta de los gases. – Reducción de riesgos estructurales: Detectar y reparar grietas, fisuras o corrosión evita daños graves en la estructura de la chimenea y del edificio. 2. Mejora de la eficiencia energética: – Evacuación eficiente: Una chimenea bien mantenida asegura una correcta evacuación de humos, optimizando el rendimiento de los sistemas de calefacción asociados. – Reducción del consumo de combustible: Al mantener los conductos limpios, los sistemas de combustión trabajan con mayor eficiencia, reduciendo el uso de combustible. 3. Prolongar la vida útil: – Los componentes de la chimenea, como los conductos, sombreretes o revestimientos, sufren un desgaste natural. El mantenimiento previene la corrosión, acumulación de residuos o deterioros graves, prolongando su durabilidad. – Detectar problemas a tiempo (como fugas o corrosión) reduce la necesidad de costosas reparaciones o reemplazos. 4. Respeto al medio ambiente: – Reducción de emisiones contaminantes: Una chimenea limpia favorece una combustión más completa y eficiente, reduciendo la emisión de gases contaminantes y partículas al ambiente. – Cumple con las exigencias medioambientales establecidas en el RITE y otras normativas aplicables.